Crónica

Las Toninas: capital de Internet en la Argentina

A sus playas llegan los únicos cables submarinos que alimentan la banda ancha del país. Pero en la ciudad balnearia el acceso a la Web es un lujo para pocos. Un director de escuela retirado, su hijo y un inmigrante ruso buscan cambiar la historia.




El futuro llegó hace rato a Las Toninas, pero sus habitantes tardaron 15 años en enterarse. En 1995, cuando Telefónica Internacional e Impsat (que luego fue comprada por Global Crossing y ahora pasó a llamarse Level 3) construyeron las estaciones de amarre para recibir los cables submarinos que proveerían Internet a todo el país, los 3.500 vecinos pensaron que podría ser beneficioso para el desarrollo económico de la ciudad del bonaerense Partido de la Costa.

Pero contar con un recurso a la mano no hizo que los ciudadanos de esa zona pudieran utilizarlo para acceder velozmente a Internet o como herramienta para el desarrollo de la comunidad. Bien lo saben los campesinos bolivianos que llevan a pastar a sus animales sobre un suelo que tiene enterrados miles de kilómetros de caños que exportan gas, mientras ellos pagan la garrafa a precios que triplican el valor de los países que les compran.

Crédito: Darío Laufer

“Yo estaba haciendo la colimba, porque era el único trabajo que había acá. Nos llamaron para trabajar en la bajada del cable submarino y lo transportamos hasta la calle 1, donde estaba el edificio nuevo. Luego quedé ahí trabajando como personal de mantenimiento y de vez en cuando venían unos ingenieros a revisar la instalación, pero todo se hacía desde Buenos Aires”, recuerda Sebastián, que ahora vive en Costa Chica, localidad pegada a Las Toninas, y trabaja en la construcción. “No teníamos idea de qué se trataba Internet”, recuerda.

Hasta 2010, quienes querían usar Internet en la localidad balnearia tenían dos opciones: usar la conexión telefónica y acumular paciencia, o hacer cuatro kilómetros de calles internas hasta Santa Teresita y conseguir un bar con Wi-Fi. Si el acceso allí funcionaba con lentitud, siempre podían salir a la ruta y hacer 20 kilómetros hasta Mar de Ajó, San Clemente del Tuyú o San Bernardo, para buscar mejor suerte.

Las Toninas es un pago chico donde todos se conocen entre sí y nadie necesita dar su apellido para que los identifiquen. Por esa razón no lo dan cuando se les pregunta. “Acá los turistas venían todos los veranos y nos preguntaban si teníamos Internet, pero teníamos que decirles que no”, recuerda Patricia, la encargada de Ennamours, el histórico pub y canto bar de Las Toninas devenido en confitería con pantalla de 42 pulgadas a todo volumen y fútbol 24x7.

Downtown toninense

Las Toninas se extiende sobre la playa, su espacio urbano tiene cuatro kilómetros por lado y va desde la calle 2 hasta la 50. A partir de ese lugar comienza Costa Chica, que llega hasta la calle 54 y tiene unas 50 casas.

En ese radio, Telefónica Internacional y Level 3 son dueñas de las tres estaciones de amarre de los cables submarinos que llegan a la Argentina. El predio más antiguo está ubicado en la calle 1 y 26, frente a la comisaría de Las Toninas. El otro está en la calle 7, saliendo de Costa Chica y casi llegando a Santa Teresita del Bosque. Ambos son operados por Telefónica Wholesale, encargada de las ventas mayoristas a los operadores zonales. La tercera estación está a la vera de la ruta 11 y es la que comunica el cable de Level 3 con el resto del país.

Según el censo nacional realizado en 2010, hoy viven 4.150 personas en esas dos ciudades, algo más del cinco por ciento de los 70.000 habitantes del partido de La Costa, de los cuales el 90 por ciento vive en San Clemente del Tuyú, Santa Teresita y Mar de Ajó. El ingreso principal es el turismo y algunos tienen changas relacionadas con la construcción y el mantenimiento de la infraestructura vacacional.

A diferencia de otros lugares cercanos, como Costa del Este o Lucila del Mar, donde hay hoteles boutique, restaurantes con cocina de autor y chalets con placas talladas en madera con inscripciones como “Jennifer y Braian”, “CasaCalma” y el muy curioso “Los níqueles”, en Las Toninas y Costa Chica abundan las construcciones a medio hacer, el ladrillo sin revoque y los perros sueltos.

Quizás por eso, recién en 2010, la prestadora de televisión por cable AVC decidió sumar clientes en un radio de diez calles del centro de Las Toninas, donde se encuentran los principales negocios, pero que no cubre las viviendas permanentes ubicadas fuera de esa zona. De hecho, la actividad económica toninense se da principalmente en verano, cuando el número de personas se multiplica por cien con la llegada de unos 370.000 turistas que pagan alquileres de, al menos , $ 2.000 por semana y $ 200 la quincena para ver televisión por cable.

Las opciones de conectividad son varias, y todas resultan bastante onerosas. Los turistas pueden comprar tarjetas prepagas de $ 30 por 6 MB de acceso (duran algo más de una hora de navegación) y, si están en la zona de acceso, pueden comprar un cable módem y router Wi-Fi a un costo de $ 1.000 la instalación y una mensualidad de $ 120 durante seis meses, o contratar el servicio de 3G que ofrecen los operadores nacionales, a un precio de $ 90 por mes pero de difícil navegación en esa zona. Si tienen paciencia, aprovechan las atestadas conexiones Wi-Fi disponibles en el centro. “Cambiamos la contraseña del router todos los días, porque si no la gente viene una vez, se toma un café y después vienen con el celular o netbook que les dan en la escuela y los ves ahí tratando de captar la señal, sentaditos en el cordón de la vereda”, explica Karina, la encargada de Tonycenter, una empresa familiar local que tiene locutorios, restaurante, heladería y cinco complejos de departamentos de alquiler.

Internet Valley

Así como Cariló busca emular a Carmel —el apacible pueblo surfer donde viven los millonarios del Silicon Valley del que fuera intendente Clint Eastwood en los ’80— copiando el nombre Divisadero para su calle principal, Las Toninas tiene una vía que se hace peatonal en verano, sin mayores pretensiones que llamarse “la uno”. Desde el punto de vista edilicio, se parece bastante a San Justo pero con mar, y tres estaciones de amarre del cable submarino que concentran casi toda la banda ancha del país. Esto podría convertirla en la capital nacional de Internet, como promueve un grupo en Facebook manejado por un administrador bastante puntilloso a la hora de aceptar a los que pulsan el botón “Me gusta” y que hasta el cierre de esta edición sólo tenía nueve miembros.

Pero, a diferencia de Carmel, Las Toninas está lejos de convertirse en una zona anclada en el corazón del desarrollo tecnológico y no hubo iniciativa que haya podido lograr eso desde la llegada del cable. De cumplirse la meta de este pequeño grupo, la iniciativa no tendría mayor vuelo que poner un nombre rimbombante para un espacio vacío y sin actividad económica.

Un análisis sobre las representaciones sociales que produjo el cable submarino en Las Toninas y Costa Chica, publicado en 2004 por la investigadora Eleonora Verón, de la Universidad de Mar del Plata, demuestra que la llegada de la fibra óptica no cumplió con las expectativas de desarrollo que tenían los habitantes del lugar. “La población que por algún motivo (cercanía a las estaciones, o a la costa, por ejemplo), en un primer momento adhirió a los supuestos beneficios como que la fibra óptica traería mejoras a la localidad, luego cambió su parecer al ver que las promesas quedaron en el olvido y al ver los efectos negativos sobre el bien más preciado de la localidad que son sus playas”, dice el informe publicado diez años después de la instalación del cable.

En ese momento, la banda ancha parecía un sueño imposible y nadie imaginaba que, pocos años más tarde, un director de escuela secundaria retirado, su hijo que vive en Buenos Aires y un inmigrante ruso llamado Ilya, que administra un camping en Costa Chica, serían los nuevos emprendedores que se propondrían llevar la banda ancha a las zonas más alejadas del centro.

“Todo empezó como una charla de vecinos en 2011, porque no conseguíamos acceso en la zona. Speedy no llegaba con los postes hasta el borde de Las Toninas ni Costa Chica y AVC tiene su servicio en una zona limitada. Desde que me vine acá, en 2001, estoy buscando una forma de estar conectado”, cuenta Carlos, ex director de escuela secundaria que se formó en la televisión comunitaria de San Fernando con Carlos D’Agostino, conductor de Odol pregunta.

Para brindar el servicio, se contactaron con A&B SRL, empresa con licencia en la CNC como proveedor de telefonía de corta y larga distancia y servicios de valor agregado, que brinda conectividad a las escuelas del plan Conectar Igualdad.

En 2011 conformaron ITV, una sociedad que tiene como activos un router de alta capacidad montado sobre una antena de 28 metros en la casa de Carlos, ubicada en la calle 54 entre 9 y 11, en Costa Chica; una caja registradora de su supermercadito Las Marías, que realiza las cobranzas de los 200 clientes que tiene; un contrato de cobro con una peluquería de la Avenida 7; una PC que corre las aplicaciones para brindar acceso y otra que administra la gestión de los abonados. “Mi hijo es técnico en redes y se encarga de la parte técnica desde Buenos Aires”, resume Carlos.

Para ofrecer el servicio de Internet y televisión (de allí el nombre de la empresa), ITV tiene un equipo que emite señal hasta 20 kilómetros de distancia. El usuario debe colocar un receptor que haga contacto visual directo con el router principal, con lo cual se requiere tener una altura conveniente para evitar interferencias. El servicio de Internet y telefonía cuesta $ 100 por mes, que aumentarán a $ 120 a partir de mayo, y la instalación inicial, que requiere trabajo en altura, cuesta $ 400 por el equipo.

“Usamos la conexión de ITV desde que empezaron a operar y los clientes nunca se quejan”, cuenta Patricia, la encargada de Ennamours, que asegura usar Internet satelital. Aunque pocos entienden cómo funciona el sistema armado por Ilya, Carlos y su hijo, Las Toninas y Costa Chica empezaron a tener banda ancha, aunque aún les falta mucho para convertirse en la capital argentina de Internet.

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