¿Quién es el director de la orquesta de la inteligencia artificial?

Una joven argentina seleccionada por el Estado Alemán (beca DAAD) lleva a cabo una investigación doctoral acerca de la evolución de la inteligencia artificial bajo la supervisión del Prof. Dr. Erich Hörl, en la Leuphana Universität Lüneburg, Alemania. ¿De qué se trata?

Por Belen Prado 

Tras mi formación en ciencia política, filosofía (Universidad de Buenos Aires) y programación (Universidad Tecnológica Nacional) presenté un proyecto doctoral para comprender el devenir del aprendizaje en las máquinas y su relación con nuestro entorno. Aunque los tan renombrados algoritmos se extienden en la vida, el trabajo y el lenguaje optimizando cada vez más nuestras responsabilidades, deseos y necesidades, su evolución ha comenzado a perder al humano como horizonte de referencia.

La naturaleza cibernética de las máquinas se destaca por cumplir las funciones características de todo ser vivo: almacenar, procesar, recibir, emitir información y autorregularse. Sin embargo, la pretensión del siglo pasado de equiparar a la máquina con el humano ha quedado obsoleta. Uno de los motivos más importantes es que a pesar de todos los intentos de simular la “inteligencia humana, el pensamiento corresponde únicamente al animal semántico, es decir al humano, la máquina no piensa y no necesita del significado ni del sentido para evolucionar. Pero hay un suceso muy llamativo a lo largo de su evolución y es que transferimos mucho más que la fuerza de trabajo y la capacidad cognitiva (aprendizaje) a la máquina, transferimos lo que el padre de la cibernética Norbert Wiener ya señalaba: la capacidad de regular la información (disminución de la entropía). Con la evolución de algoritmos de aprendizaje automático (machine learning), el procesamiento de información se ha convertido en una de las discusiones más importantes del siglo XXI.

¿Pero por qué la regulación de la información (lo que sucede desde el input hasta el output y viceversa) constituye un suceso tan significativo en los laboratorios donde se utilizan técnicas de inteligencia artificial (IA) y en la problemática filosófico-epistemológica actual? De acuerdo al gran filósofo de la técnica del siglo XX, Gilbert Simondon, la evolución técnica en vez de potenciar la incompatibilidad con el individuo humano -por desplazarlo de su lugar de trabajo- crea las condiciones para otorgarle el rol de “regulador/mediador (al que Simondon llamó mecanólogo). Es decir, es el hombre el que interviene para adaptar y ajustar el intercambio de información, de modo que las máquinas “tienen necesidad del humano como los músicos tienen necesidad del director de orquesta (2007: 33).

Los algoritmos que hoy utilizamos fueron diseñados entre los años setenta y los ochenta, pero recién tuvieron una implementación exitosa en los noventa gracias al poder de cómputo es decir, a la capacidad de cálculo para procesar la cantidad masiva de datos provistos por la red. Actualmente quienes pensamos sobre la evolución algorítmica nos preguntamos, ¿hasta qué punto los humanos continuamos dirigiendo la orquesta de la IA?

Please Smile: crearon un sistema de seguridad basado en IA

Un grupo de programadores platense creo un sistema informático de seguridad denominado "Please Smile" que funciona mediante Inteligencia Artificial (IA), capaz de enviar en tiempo real fotos y videos de las cámaras de seguridad si aparece una persona extraña.

El análisis que realizo consiste en comprender la evolución del aprendizaje de los modelos algorítmicos a través de cómo procesan la información, porque este es el punto medular que permite visualizar su integración con nuestro entorno. Hemos llegado al momento en que los modelos de aprendizaje transforman datos desplazando la artesanía del programador (digamos, el actual mecanólogo). Los laboratorios que aplican por ejemplo, modelos de machine learning conviven diariamente con algoritmos que generan sus propias reglas lógicas.

Lo más inquietante del devenir algorítmico será los tipos de relaciones que estableceremos con la máquina mediante el recíproco intercambio de información. La reflexión acerca de la hélice co-evolutiva de información entre el hombre y la máquina es uno de los desafíos más importantes de nuestro siglo, si es que aún queremos comprender quién sostiene la batuta. 

 

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