La Ciudad a puertas abiertas

El festival Open House, que se llevó a cabo el último fin de semana de octubre, permitió apreciar, una vez más, los tesoros arquitectónicos de Buenos Aires.

¿Quién no sintió curiosidad por ver la casa de otro? La invitación que abre el festival Open House resulta tentadora. La sexta edición del festival de arquitectura Open House, organizado por la Asociación Civil Cohabitar Urbano, permitió conocer algunos de los valiosos edificios de Buenos Aires. El evento, del que participaron 42.000 visitantes, abrió las puertas de 115 edificios de diversas épocas y estilos, incluyendo desde un ex conventillo de la década del '20, hasta los más modernos exponentes arquitectónicos pasando por viviendas colectivas y obras públicas.

El espíritu de este festival, fundado en Londres en 1992 por Victoria Thornton, apunta a mostrar a los habitantes cómo las ciudades bien diseñadas pueden mejorar sus vidas, abriendo ejemplos de excelencia arquitectónica al público. En la actualidad, Open House se realiza anualmente en diferentes ciudades del mundo como New York, Londres, Oslo, Milan, Zurich, Dublin, Lisboa y Tel Aviv, entre otras. "Una de las líneas de Open House es la de involucrar a los habitantes de la ciudad con su patrimonio y arquitectura. Siempre apuntamos a arquitectura contemporánea que no se conoce, y también a los clásicos. Este año buscamos abrir más el concepto de urbanización y se armaron visitas para el centro de trasbordo Constitución, o las obras de extensión de la línea E, en Retiro" dice el arquitecto Ricardo Pona, uno de los responsables del evento, acerca de la edición local. Cuenta que la respuesta del público fue increíble y los pocos edificios que requerían inscripción se agotaron en pocas horas.

La diversidad de propuestas da cuenta de la enorme riqueza arquitectónica de la ciudad. Entre los edificios que participaron se destacan, por ejemplo, el Casal de Catalunya, Casa Mínima, El Zanjón de Granados, el Palacio Barolo, Galería Güemes, el Museo de Arte Decorativo o el Museo Evita, la Casa Matriz del Banco Ciudad, muchos PHs intervenidos, modernos edificios sustentables y viviendas colectivas. Para todos los gustos.

 

Itinerarios posibles

Recorrer la historia de la ciudad a través de sus edificios puede ser una gran aventura. También una oportunidad para comprender la importancia de la puesta en valor, así como la adaptación a nuevas necesidades. Casa Bolívar, por ejemplo, en Bolívar 663, en el barrio de Monserrat, muestra cómo tradición y modernidad pueden hallar un punto de equilibrio. La obra original, de autor desconocido, en 1887, consistía en dos viviendas tipo casa chorizo apiladas, que sufrieron distintas modificaciones a través de su historia que fueron desdibujando el diseño original. La puesta en valor, en 2013, a cargo de Estudio Geya, implicó un enriquecedor desafío: el de adaptarla a las necesidades de sus nuevos habitantes, recuperando el espíritu original de la construcción. En la zona de San Telmo y Monserrat, son muchas las viviendas que han vivido procesos semejantes.

Otro de los tesoros de esta edición es el Edificio de Renta Scalabrini Ortiz 2910, un gran exponente del racionalismo, creado en 1940 por el arquitecto argentino Jorge Sabaté (autor también del edificio en el que hoy funciona el Teatro Empire, en Hipólito Yrigoyen y Combate de los Pozos). Un jardín en la planta baja, terrazas verdes, espacios luminosos y bien distribuidos son la prueba de que con buenas ideas, diseños simples y creatividad se puede generar una gran calidad de vida. Sabaté vivió en ese edificio y tuvo ahí su estudio, que abrió sus puertas, en la planta baja del edificio. Los visitantes también pudieron acceder a uno de los departamentos del cuarto piso, con una hermosa terraza verde, y a los ateliers del sexto piso, que (curioso testimonio de época) funcionaban en la década del 40 como cuartos de descanso para los choferes de quienes vivían en el edificio.

Entre los espacios más modernos, destacó Casa Scout, en Niceto Vega 4777, en Palermo, construida en 2014 por el estudio BAAG para una agrupación scout de la comunidad armenia. El espacio, luminoso y original, tuvo como vocación generar un espacio integrador que entendiese la importancia del trabajo grupal y el respeto por el medio ambiente y el entorno, según consigna la memoria del proyecto. Casa Scout cuenta con un diseño organizado alrededor de un área central conformada por patios y vacíos en doble altura que generan un espacio interior protagonista al cual todos los ambientes miran, balconean y se expanden. La vegetación también juega un rol fundamental, a través de una malla metálica, que ayuda a construir el espíritu de una casa en un árbol.

El itinerario es interminable, y deja abierto el deseo de explorar. Cualquiera que decida recorrer la ciudad con ojos atentos puede encontrarse con ejemplos muy logrados de excelente arquitectura. La buena noticia es que estos edificios forman parte de nuestra ciudad, y se trata simplemente de aprender a recorrerla con ojos de paseante, para apreciar su belleza.

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