Este proyecto tech busca modificar para siempre la historia del surf argentino

Se trata de un emprendimiento que tiene por objetivo crear olas artificiales de más de 1,50 mts de altura. ¿En qué consiste su desarrollo?

La posibilidad de surfear todo el año en la Argentina es un sueño que está muy cerca de hacerse realidad. Sí. En muy poco tiempo, si todo sale de acuerdo a lo proyectado, los amantes de las olas podrán practicar y perfeccionar su técnica en el transcurso de todo el año. Y sin necesidad de tener que viajar hasta alguna localidad de la costa local. Se trata de un negocio multimillonario.

Una estimación de la escala económica de la industria del surf, incluidos los viajes, la ropa de marca de surf y la fabricación de tablas, es del orden de US$ 10.000 millones por año. Uno de los assets más importantes de este mercado son las olas. Un estudio de 2017 estimó que el valor mundial de las buenas olas para surfear es de $ 50.000 millones por año.

¿Por qué? Un joven emprendedor argentino, fanático del mundo del surf, tuvo un sueño en 2012 en su casa de Castelar. Cansado de los kilómetros que debía recorrer cada vez que tenía un tiempo disponible para poder surfear imaginó la chance de llevar el mundo de las olas muy cerca de su hogar. Hace 11 años, a los 30, se subió a una tabla por primera vez y su vida cambió para siempre.

Luego de muchas idas y vueltas, Omar Modini está cada día más cerca de cumplir su sueño y el de muchos surfistas. “La idea surge en el 2012, en mi casa en Castelar, en una tarde donde estaba planeando un viaje de surf, sin tener la certeza de que haya olas en Mar del Plata. Le comente a un amigo la gran necesidad, como surfista, de poder tener olas artificiales en la ciudad, lejos del mar y cerca de donde uno vive…. y fue, en ese momento, que nos pusimos a trabajar sin parar en la idea , explica en diálogo con Infotechnology.

La firma South Entertainment Group S.A, fundada por Modini, está a cargo del desarrollo de la “ola artificial , cuyo desarrollo tecnológico está desde hace 7 años a cargo de un verdadero grupo de trabajo. “Cada uno tiene su tarea, si bien todos estamos conectados por el mismo objetivo, cada uno cumple con su función; desde el desarrollo e investigación de la tecnología, arquitectura, ingeniería, etc , detalló.

En 2013, Modini importó desde los Estados Unidos una "ola artificial móvil", atracción que se instalaba en un camión. Sin embargo, luego de varias presentaciones en el país, se dio cuenta que no cumplía con los objetivos y decidió traer otra tecnología más avanzada que recién estaba apareciendo, una ola dinámica y más extensa.

Sin embargo, cuando se contactó con las empresas que la desarrollan –en la actualidad ya hay al menos seis olas artificiales en todo el planeta- el costo final hizo imposible poder importar el producto.

Algunas de las olas artificiales ya creadas funcionan incluso en el circuito mundial de surf. Sin embargo, una atracción de este tipo puede llegar a demandar más de US$ 15.000.000. Una cifra exorbitante lejos de muchos bolsillos. Para colmo, como la industria de las olas artificiales aún es incipiente, desembolsar todo ese dinero tampoco garantiza un éxito rotundo.

“Por este motivo decidimos, en el año 2014, investigar y desarrollar nuestra propia tecnología a la cual le dimos inicio cuando adquirimos, en el extranjero, toda una serie de investigaciones sobre generación de olas artificiales. Con nuestro propio equipo y utilizando como soporte técnico al laboratorio de fluidodinamica de la Universidad de Ingeniería de Buenos Aires y el Conicet, decidimos crear a Waveseg , resaltó.

El plan de ejecución de la obra está dividido en cuatro fases. En la primera, en la que actualmente se encuentra abocado Modini y su equipo, se definirá el diseño de la máquina, que generará una prueba de una ola de al menos 1 metro de altura, con un ancho de 3/4 y un recorrido de 80/90 metros.

Superado este test, se ejecutarán las siguientes fases, cuyo desarrollo será más rápido que esta primera fase de estudio, hasta finalizar la construcción.

“Podemos generar olas para la izquierda o derecha, con multiplicidad de reefs y formas. En una primera etapa, construiríamos la primera sección para la derecha, con un recorrido de unos 10 segundos, aproximados, y una generación aproximada de cuatro olas por minuto, con una altura de frente de entre 1m20 y 1m50 , puntualizó.

Como en la mayoría de las nuevas oportunidades de negocios en la Argentina, la inestabilidad económica representó hasta el momento la mayor dificultad que Modini y el resto del equipo debió atravesar.

“Nos llevó a pensar que la inversión de nuestra atracción debe ser recuperada en lo que dura una presidencia; llegamos a ponernos ese objetivo para que la atracción sea económicamente rentable , añadió a la hora de pensar cómo será el modelo de negocio.

Por lo pronto, Modini aún evalúa posibles locaciones donde podría desplegarse el complejo donde funcionará la ola artificial. “Por ahora estamos mirando lugares en zona norte y oeste de Buenos Aires ,

Trabajamos con procesos y, en esta fase actual, nos encontramos en condiciones de realizar la prueba en escala real hasta finalizar la primera implantación en su totalidad. Nos interesa el contacto con inversionistas que se sumen a un caso típico de I+D donde la ciencia y la cultura del surf se unen con un fin específico; construir olas artificiales de alta categoría , detalló el joven, que se encuentra asociado con Sacha Wicher.

Actualmente, Modini y su empresa se encuentra en la búsqueda de empresarios que decidan invertir en la tecnología argentina y en este caso típico de I+D.

Por último, se esperanzó en que 2019 sea el año del lanzamiento del SurPlace, parque temático surfista que se construirá alrededor del sector acuático donde la “ola artificial finalmente cumplirá el sueño de los miles de fanáticos argentinos del surf.

 

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