Jackson Hole: La Fed y el Banco Central Europeo disparan contra Trump

La semana pasada se realizó el simposio anual de política económica en Jackson Hole (Wyoming). En esta tradicional reunión se pronuncian conferencias en las que, usualmente, los referentes del mundo económico y financiero dan precisiones sobre temas de actualidad. En esta oportunidad, los analistas esperaban con mucho interés eventuales definiciones por parte de los dos principales bancos centrales del mundo (Fed y Banco Central Europeo); en especial: la absorción de la extrema liquidez inyectada por las políticas de relajamiento monetario y el panorama acerca del futuro sendero a seguir por las tasas de referencia.

Sin embargo, en sus conferencias, ni la presidenta de la Fed, Janet Yellen, ni el número uno del BCE, Mario Draghi, se refirieron a las cuestiones de política monetaria mencionadas en el punto anterior. Por el contrario, sus presentaciones se centraron en dos conceptos básicos de política macroeconómica: la regulación financiera (Yellen) y las bondades de la apertura económica (Draghi). A este respecto, llamó poderosamente la atención las posiciones explicitadas por ambas autoridades, claramente opuestas a las políticas defendidas por el Presidente Trump.

En relación al primer tema, la presidenta de la Fed hizo un firme alegato acerca de las medidas regulatorias tomadas tras la Gran Recesión 2008/2009. En efecto, Janet Yellen afirmó que las principales reformas encaradas en su momento por Ben Bernanke "fortalecieron nuestro sistema financiero, permitiendo que el crédito esté disponible en razonables condiciones; favoreciendo y no limitando el crecimiento económico". Más aún, y para que no quedaran dudas de la importancia a su juicio decisiva de las regulaciones para evitar futuras crisis, agregó: "Cualquier ajuste adicional a la actual regulación debiera ser modesto". Esta fue una clara respuesta a la posición de Trump quien, en reiteradas oportunidades, ha insistido en que el exceso de la actual regulación financiera está frenando la oferta de crédito y la expansión económica.

Por su parte, el presidente del BCE fue muy claro respecto a la importancia del libre comercio. En efecto, defendió la apertura económica advirtiendo que el proteccionismo representa un claro riesgo para el crecimiento de la productividad y de los niveles de actividad de la economía global. Más aun, apoyó no sólo el papel de los organismos internacionales especialmente la Organización Mundial de Comercio sino también el de los acuerdos comerciales transnacionales. Adviértase, entonces, que el presidente del BCE no pudo ser más claro respecto a su oposición al proteccionismo defendido por la nueva administración republicana; tan alejado, por cierto, de la tradicional posición de los EE.UU. en contra del mismo.

En síntesis. Contrariamente a lo esperado, en el simposio de Jackson Hole, las conferencias de los presidentes de la Fed y del BCE poco y nada aclararon respecto a los lineamientos de las futuras políticas monetarias de los EE.UU. y de la Unión Europea; en especial todo lo relacionado a las eventuales subas de las tasas de referencia y al ritmo de las próximas absorciones monetarias. Sin embargo, la reunión dio lugar a que tanto Yellen como Draghi se manifestaran claramente en contra de las dos equivocadas políticas definidas casi como dogmas de fe por el presidente Trump: la desregulación financiera a ultranza y el arcaico proteccionismo comercial.

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