Las cápsulas de Marcello

El infierno no espera

Existieron y existen totalitarismos. Algunos los clasifican de derecha o de izquierda, para otros como yo, esto atrasa 50 años porque cualquiera sea su color significa falta de respeto a las libertades mínimas del ser humano. Además, hay personas que tienen una mirada romántica y cómplice cuando el totalitarismo es de izquierda, peor aún es cuando ese enfoque proviene de Países o Instituciones.

Por ejemplo Cuba ha pasado años sin libertad (que gane 60 años el mismo candidato sin oposición es totalitarismo sin dudas) y lo mismo está ocurriendo en Venezuela. Sin embargo observamos una mirada tuerta y falso romántica de algunos países -entre otros pocos- Uruguay, Bolivia, Italia, Grecia y el Vaticano. Rusia y China no califican como democracias, así que no podemos esperar nada diferente en cuanto a sus simpatías.

El Vaticano se siente presionado y ahora, su secretario de estado declaró: "Nuestra actitud es de neutralidad positiva, no es la actitud de quienes se sientan delante de la ventana y observan de manera indiferente, es la actitud de estar sobre las partes para superar el conflicto". A los ojos de muchos, significa que la Iglesia se mantiene neutral y no quiere opinar a pesar que hay gente que no puede satisfacer sus necesidades básicas, pasa hambre, no tiene medicamentos y cuando puede emigra huyendo del horror.

¿Dónde quedó la valentía de la Iglesia?, recordemos cuando Juan Pablo II asumió el roll de firme defensor y arquitecto (junto con Reagan y Tatcher) de la caída del muro de Berlín y la libertad de tantos países ¿Será que asistimos hoy, a lo mismo que ocurrió en los años 40 y que explica en su libro Locos de Dios Kovadloff, citando a Camus que acusó al Clero de no reaccionar contra el régimen Nazi con su "pavoroso silencio "?

Podemos aceptar que el líder espiritual de millones de católicos no quiera visitarnos, lo que no podemos aceptar tan fácil son sus sonrisas amigueras a personas y países que no respetan los derechos y no son ejemplo de nada; tampoco que permanezca neutral ante cualquier totalitarismo. Nos gustaría ver a alguien más parecido a Jesús, que se juegue por el que sufre, que condene abierta y explícitamente cualquier acto que denigre la condición humana. De nada sirve la neutralidad, aunque sea positiva. El infierno no espera, en ese lugar la gente que no consigue escapar pasa hambre o muere.

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