Inversiones

El nuevo negocio fetiche en el que ponen millones los inversores: captaron US$ 14.000 M en 2020

Las apps de envíos recibieron inversiones de fondos por US$ 14.000 millones en 2020 y pueden superar esa cifra este año. El reparto de alimentos, el foco que viene.

Dominique Locher, veterano de los servicios de venta online en Europa, se percató del potencial de una aplicación de reparto rápido durante una reunión de directorio de una cadena turca de supermercados en 2018.

En el encuentro a algunos les sirvieron café; Locher sacó su smartphone y pidió una lata de Coca-Cola y unos pistachos a Getir, una aplicación de reparto de comestibles en Estambul. Siete minutos después, recuerda Locher, la Coca estaba sobre la mesa. Los otros directores seguían esperando el café.

Ganado por el concepto de que los servicios de reparto ultraveloces iban a revolucionar algún día las compras cotidianas, Locher pasó a invertir en Jiffy, lanzada en Londres a comienzos de abril con planes de abrir este año 20 almacenes por todo el Reino Unido.

"Todos los comercios de la esquina, todos los pequeños supermercados, fueron inmunes a los comercios online -dice Locher. Ahora ese castillo bien protegido fue vulnerado".

Jiffy es apenas una entre la multitud de aplicaciones de entregas rápidas que se beneficiaron de la bonanza de financiamiento asociada a las cuarentenas. En todo el mundo, los inversores volcaron unos US$ 14.000 millones en servicios de reparto de productos cotidianos desde el comienzo de la pandemia, indica PitchBookData, y habrá más dinero en los primeros tres meses de 2021 que en todo el año pasado.

El concepto familiar del servicio de entrega en casa, cuyos orígenes se remontan a los tiempos del humilde carro del lechero, fueron turboimpulsados con la combinación de la pandemia y la máquina de entusiasmo de Silicon Valley.

"Un gran beneficio del año pasado fue la adopción forzada de todo esto (debido a los encierros)", señala Alex Frederick, de PitchBook. "Les dio (a los grupos de reparto) una tonelada de datos de los consumidores para mejorar sus productos, por eso vemos que esas empresas están recaudando tanto capital para atender mejor a lo que piden los clientes".

Aplicaciones como DoorDash o Deliveroo, centradas en restaurantes y comida para llevar, comprobaron el apetito de los clientes por productos que pueden pedir online y recibir en apenas 30 minutos. Pero la nueva generación de startups que pusieron el ojo en el mercado mucho más grande de los productos de almacén -calculado en US$ 1 billón en Estados Unidos y más de 2 billones de euros en Europa- prometen llevar una canasta de artículos esenciales en sólo diez minutos.

Por caso, Gorillas, afincada en Berlín, cobra 1,8 libra a los londinenses para llevarles de todo, desde una manzana de diez peniques y un cajón de sidra de diez libras, a pizza congelada y cortes de carne crudos, sin un precio mínimo para pedir. Getir, que en turco quiere decir "llévalo", se ufana de que puede repartir más de 1.000 productos "desde detergentes a comida para perro, de papas fritas a condones", y de momento no cobra un arancel para los pedidos superiores a diez libras.

Los clientes van desde padres cansados que necesitan pañales de emergencia a jóvenes profesionales que no quieren planificar sus compras con días de anticipación. Después están los habitantes del sofá con ganas de picar algo tarde en la noche, como los dos estudiantes universitarios que en 2013 fundaron GoPuff, pionera en Estados Unidos en el concepto de los repartos de artículos de almacén.

La rápida velocidad de reparto de estas aplicaciones se consigue mediante una combinación de pequeños almacenes bien ubicados, un ejército de repartidores, una selección limitada de productos del hogar y montones de dinero.

Sólo en marzo pasado, Getir recaudó US$ 300 millones, apenas dos meses después de negociar financiamiento por US$ 128 millones; Gorillas recibió US$ 290 millones nueve meses después de su lanzamiento; GoPuff, de Philadelphia, duplicó su tasación hasta los US$ 8900 millones en el transcurso de seis meses al incorporar otros US$ 1150 millones, y la marca española Glovo obtuvo 450 millones de euros.

"Todo cambió con el Covid -dice el director ejecutivo de Glovo, Oscar Pierre, quien en 2015 fue uno de los fundadores de la empresa en Barcelona. El alza de la demanda por parte de consumidores encerrados, agrega, demostró el potencial del reparto instantáneo online tanto para inversores y otros vendedores minoristas. "Ahora hay un muy gran apetito por los artículos de consumo hogareño".

Ophelia Brown, inversora en la firma de capital de riesgo londinense Blossom Capital, dice que estos son "tiempos sin precedentes por la cantidad de capital que va a compañías en sus etapas iniciales", y la tendencia hacia los productos de almacén es uno de los ejemplos más prominentes. Algunas startups de reparto recibieron financiamiento apenas con "indicios mínimos de tracción", acota. "Es complicado decir qué efecto tendrá tanta cantidad de capital vertido de golpe en un sector, porque no creo que hayamos visto nada igual antes".

Incluso después del desastroso debut en la Bolsa de Deliveroo el 31 de marzo -cuando sus acciones cerraron un 26 por ciento por debajo de su tasación de apertura en 7600 millones de libras- los inversores dicen mantener la confianza en este último giro en las aplicaciones de reparto de comida. "No creo que se acobarden -apunta Locher -. El mercado es enorme".

Brown opina que sería "errado" que se vieran desalentados por la oferta pública inicial de Deliveroo, que atribuyó a "las falencias del mercado de OPI en el Reino Unido" antes que al atractivo de los servicios de reparto de alimentos. "Equivaldría a no querer invertir en alimentos después de la fallida OPI de Ocado", agrega refiriéndose al comercio británico de venta online que desde que empezó a cotizar en 2010 ha visto decuplicarse el valor de sus acciones.

"Más rápido que otros"

Si Ocado demostró que había un mercado para un sistema de reparto regular por semana, sus posibles competidores apelan a un consumidor más espontáneo, o tal vez más perezoso. Según la consigna de Gorillas, el atractivo de los repartos casi instantáneos radica en que es "más rápido que los otros": los repartidores pueden llegar en menos tiempo de lo que le llevaría a la gente bajar al negocio de la esquina.

También es buen marketing, dice Alberto Menolascina, ex directivo de Deliveroo que el año pasado fue uno de los fundadores en Londres de la aplicación Dija. "Produce ese momento de asombro que hace que la gente empiece a hablar de uno -agrega-. Es la perturbación que se crea al hacer algo asombroso. No se crea electricidad mejorando gradualmente una vela".

En meses recientes los inversores han estado compitiendo para ingresar pronto en las compañías de repartos rápidos, muchas de las cuales tenían poca o nula historia previa al comienzo de la pandemia. Blossom Capital, que también respaldó la compañía de pagos por Internet Chekout.com, participó el año pasado del financiamiento de Dija por 20 millones de libras antes de que la empresa llegara a ser inscripta, en parte debido a la solidez de los antecedentes de sus fundadores en Deliveroo, y otras aventuras logísticas.

"Es un mercado enorme que por mucho tiempo no tuvo ninguna innovación, básicamente desde lo de Ocado", comenta.

Si hay amplio acuerdo respecto de la oportunidad de negocios, las opiniones difieren en cuanto a cómo hacer la tarea y ganar dinero.

Instacart, pionero en Estados Unidos en el reparto de productos de almacén desde su fundación en 2012, despacha cientos de miles de trabajadores temporarios a supermercados de América del Norte para recoger los pedidos de los clientes directamente de las góndolas. Luego divide la facturación con sus socios en los supermercados. Los inversores parecen convencidos de que su modelo funciona: recientemente ha sido tasada en US$ 39.000 millones, lo que la convierte en una de las empresas privadas mejor valoradas de Silicon Valley.

Inversión de venture capital en apps de delivery por año. expresado en US$ mil millones.

Los recién llegados creen que pueden mejorar lo de Instacart, tanto en atención al cliente cuanto en eficiencia, desviándose de su enfoque "ligero en activos".

GoPuff alega que su modelo de integración vertical -en el que es propietario de su inventario, y controla tanto los almacenes cuanto la logística de los repartos- ha conseguido rentabilidad en un mercado donde ha operado por 18 meses, aunque se negó a dar más detalles. Prevé seguir expandiéndose por Estados Unidos y luego a nivel internacional, a partir de los 300 almacenes o "negocios oscuros" -así llamados porque están cerrados al público -que ya dispone en Estados Unidos. Cada uno de ellos de entre 750 y 1100 metros cuadrados.

El método de GoPuff ha inspirado a muchas de las incipientes startups de reparto en Europa. Varias adoptaron incluso el modelo integrado yendo algo más lejos, al tomar como empleados a los repartidores y seleccionadores -si bien con contratos sin horario mínimo especificado- para asegurarse de que haya suficiente personal disponible para hacer los repartos con plazos ajustados.

"Somos Instacart y los supermercados al mismo tiempo -explica Menolascina, de Dija. Podemos confiar en los márgenes y devolver ese margen a los consumidores siendo muy agresivos con los precios".

Mientras tanto, DoorDash, que busca capitalizar con su posición de líder del mercado estadounidense en reparto desde restaurantes, opera con un modelo híbrido. Sus trabajadores retiran productos de locales existentes, como los 7-Eleven, y de su propia red de 25 tiendas oscuras "Dash Mart".

Fuad Hannon, directivo de DoorDash a cargo de la iniciativa de la empresa, afirma que su red existente de empleados, que hacen repartos para restaurantes, implica que podrían rápidamente expandirse a una oferta de productos variados sin necesidad de establecer primero depósitos. "Tenemos esta liquidez de repartidores que hacen entregas por todo el país -explica Hannon. Creemos que eso nos permitió ser exitosos (al margen) de donde estén las instalaciones".

GoPuff es sensible a la idea de que dejó pasar un temprano liderazgo en el sector de los minimercados, como indican algunos datos independientes. Alega que en último caso su modelo tendrá la ventaja en lo que respecta a las entregas con mayor velocidad. "(DoorDash) puede subir rápido en escala porque pueden asociarse con negocios", aclara Yakir Gola, cofundador y uno de los directores ejecutivos de GoPuff. "Pero para que un comprador consiga lo que vende GoPuff tendrá que ir a muchos comercios diferentes. Eso ya no es algo ‘a pedido', llevará más tiempo".

Las dos empresas buscan ganar porciones de mercado a Instacart, pero el almacén virtual insiste en que no tiene deseos de separarse de sus socios comerciales. "Ninguna empresa de repartos o logística va a ocupar el lugar de los minoristas que se ganaron la lealtad y la confianza de los consumidores", sostiene Nilam Ganenthiran, presidente de Instacart.

Pero los socios minoristas de Instacart están nerviosos por la escala del almacén online, indica el consultor en comercio electrónico Brittain Ladd. "Ahora Instacart vale más que casi todos los almacenes a los que abastece -señala. ¿Cuál es el temor? Que este pequeño chimpancé se convierta en un gran gorila".

En Europa Deliveroo cerró arreglos del estilo de Instacart con supermercados como Sainsbury, Waitrose o Aldi, mientras que el año pasado Delivery Hero desplegó cientos de sus propios comercios oscuros, o "Dmart". Tras haber sido reacio a ingresar en el sector, Just Eat Takeaway emprendió varias pruebas con almacenes, comenta Andrew Kenny, su director general en el Reino Unido, y ahora está "empezando a mirar más de cerca" a la oportunidad.

Junto con el tamaño del mercado potencial, dos indicadores clave motivan el atractivo para los inversores de las aplicaciones de reparto rápido: el comportamiento de los clientes y la rentabilidad del modelo de negocios.

"El tipo de crecimiento que hemos visto aquí no lo he visto antes en ningún lugar", asegura Christophe Maire, cuyos Atlantic Labs, afincados en Berlín, que antes habían respaldado a SoundCloud y GetYourGuide, invirtieron el año pasado en Gorillas. Agrega que la compañía tiene "circulación negativa", dando a entender que quienes empiezan a usar la aplicación tienden a quedarse con ella y aumentar su utilización con el tiempo.

Junto con el potencial del mercado, dos indicadores motivan el atractivo de las aplicaciones de reparto: el comportamiento de los clientes y la rentabilidad del modelo. 

Kagan Sumer, fundador de Gorillas, declara que los productos de almacén son "mucho más rentables" que la comida de restaurantes. Los valores de los pedidos son por lo general entre 20 y 40% superiores y, en contraste con los picos de la hora de la cena, la demanda es más equilibrada a partir de la tarde y hasta avanzada la noche. "Un almacén puede ganar un millón de euros en un mes (en facturación)", precisa Sumer.

Bienvenidos a la tienda oscura

Sea que los denominen depósitos, tiendas oscuras o incluso "centros de micro entregas", encontrar la adecuada base de locales es un ingrediente vital del éxito. Arcadas de líneas ferroviarias, pequeños parques industriales o incluso comercios en zonas urbanas abandonados por vendedores tradicionales durante la pandemia son todos lugares populares. En su interior la disposición del edificio está optimizada en busca de velocidad.

Pero aunque los gastos generales son bajos, hay otros factores a considerar. Gorillas inyecta música tecno pesada en sus instalaciones para mantener alto el nivel de energía de sus empleados. Puede que haya decenas de repartidores esperando afuera para hacer la siguiente entrega. Por ese motivo, habitantes locales empezaron a rechazar los planes de radicación de algunos centros.

Para Pierre, cuya firma Glovo lleva varios años repartiendo una gama de alimentos, flores y productos farmacéuticos en 20 mercados, las dificultades logísticas y las disputas por la planificación son uno de los motivos por los que cree que los nuevos competidores suelen ser "demasiado optimistas" en cuanto a hacer funcionar el modelo de negocios.

"No es fácil...hemos trabajado mucho para que la economía de la unidad fuera rentable -acota. El margen que obtenemos con los productos termina pagando el alquiler, a los seleccionadores y a los repartidores".

Ganar dinero exige incrementar lo que gastan las personas -en Londres, se precisa de al menos 20 libras para que un operador sea rentable en cualquier rubro- y optimizar la forma de trabajar de los seleccionadores dentro de los almacenes comprimidos.

Pero a pesar de que Glovo planifica lanzar este año 100 nuevas tiendas oscuras en Europa, Medio Oriente y África, Pierre es cauteloso acerca del "enorme entusiasmo" que rodea a las aplicaciones de repartos rápidos, especialmente en Londres.

"Creo que va a pasar lo mismo que con Groupon y antes con las motos (eléctricas)", recuerda en alusión a otras manías de los inversores. Cuando se asiente el polvo, sólo un puñado de operadores sobrevivirán en cada ciudad.

Michael Moritz, socio de Sequoia Capital -inversor en Instacart y Getir - es incluso más duro en cuanto a la competencia. "Muchos en la cosecha más joven de empresas van a recibir una lección brutal".

Por Tim Bradshaw en Londres y Dave Lee en San Francisco. Información adicional de Miles Kruppa en San Francisco. 

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