Innovación

Cuando la tecnología ayuda a vivir mejor

Las empresas tienen un desafío por delante: desarrollar productos más accesibles y fácil de usar. 

 


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 15% de la población mundial tiene alguna discapacidad. Pero el 85% restante puede tener a lo largo del día una dificultad relativa y transitoria, que afecta su normal desempeño.

A esto se suma el envejecimiento poblacional. En la Argentina, los mayores de 65 años representan hoy el 15% de la población de acuerdo al último censo nacional y serán más del 25% en 2035 según proyecciones del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE). Estos factores plantean una oportunidad y un desafío para los desarrolladores de tecnología: “la clave es hacerla cada vez más accesible y fácil de usar”, destaca Bob Sinclair, CAO (Chief Accessibility Officer) de Microsoft.


 En su laboratorio de Redmond (Estado de Washington), Sinclair y su equipo llevan a cabo pruebas de “usabilidad” con usuarios de diferentes edades, etnias y condición física para analizar en qué forma se usa la tecnología y qué barreras impiden su aprovechamiento.

“-Hoy se habla de diseño basado en las personas. Que el dispositivo o tecnología se adapte al usuario y no al revés. Por eso, en nuestro laboratorio probamos las tecnologías con usuarios comunes, y no con early adopters (adoptadores tempranos), ya que queremos saber cómo es su experiencia real de uso. A veces, un dispositivo es diseñado para una cosa y termina siendo usado para otra”, explica Sinclair y expone como ejemplo la Xbox.

“Todos creemos que es una consola de juegos para chicos y jóvenes. Pero tenemos muchos adultos mayores que la usan para hacer ejercicios en casa, e incluso rehabilitación pos operatoria”, apunta.

Las tecnológicas no han prestado mucha atención al mercado de las personas mayores o con alguna discapacidad, ¿ no representan la porción más grande del negocio…?

Esta es una visión errónea, porque diseñando para aquellos con mayores dificultades, se termina beneficiando al conjunto de los usuarios. Cualquiera de nosotros, aunque no tengamos un problema de audición, quedamos momentáneamente sordos en una calle, bar, estación o auditorio ruidoso. Y nos veríamos muy beneficiados si el micrófono de nuestro teléfono móvil nos permitiera amplificar el volumen en esos casos. Si agregamos subtítulos a las conversaciones de Skype, todos logramos una mejor comprensión, no sólo los hipoacúsicos (refiriéndose a U-Sound , un aplicativo desarrollado por jóvenes argentinos que permite a personas hipoacúsicas usar su celular como audífono. Y si lo combinamos con la traducción simultánea, también estamos sorteando la barrera idiomática.

 

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