Line comienza a probar su servicio de música a US$ 2

A pesar de que el jefe de Gobierno de España, Mariano Rajoy, anunció por estos días con bombos y platillos que la crisis fue superada, las consecuencias de tantos años de declive económico no serán gratuitos para el sistema político de ese país.
Las encuestas, y también el olfato de los principales analistas, indican que las elecciones regionales y municipales que se realizarán en 13 de las 15 autonomías y en la mayor parte de los ayuntamientos el próximo domingo pintarán un nuevo cuadro mucho más fragmentado que el hasta ahora vigente.
Un dato importante es que a sólo dos días del acto electoral se computan entre un 30% y un 45% de indecisos, una muestra más del desencanto con la oferta a disposición.
El panorama es que los principales partidos, el gobernante Partido Popular y el socialdemócrata PSOE, persistirán en su tendencia a la baja de los últimos años empujados por la irrupción de nuevas formaciones como el nuevo partido de izquierda Podemos y la agrupación de centro Ciudadanos, aunque les alcanzará para seguir a cargo de los principales bastiones.
Los ejemplos más importantes serían Valencia, Zaragoza o Sevilla, que seguirían comandados como hasta ahora por el PP, pero que no obtendrían mayoría absoluta y necesitarían del apoyo de otros partidos para formar gobierno.
Las mayores sorpresas podrían llegar en las dos principales ciudades del país, aunque con escasas chances de concretarse.
En Madrid, la candidata del PP al Ayuntamiento, Esperanza Aguirre, competirá palmo a palmo con Manuela Carmena, de la agrupación Ahora Madrid, apoyada por Podemos. Que haya un cambio de guardia en esa emblemática ciudad sería un fuerte golpe para las aspiraciones de reelección de Mariano Rajoy que en noviembre próximo pondrá en juego su continuidad en el poder.
Otro golpe de efecto podría ser una victoria en Barcelona, la segunda ciudad en importancia, de la líder del movimiento antidesahucios, Ada Colau, también apoyada por Podemos.
El PP y el PSOE harán lo posible para que el bipartidismo siga en pie, pero todo indica que comienza a dar las hurras.
Noticias de tu interés