A casi 50 años del primer viaje a la Luna, ¿por qué nunca volvimos a ir?

El Día del Amigo se festeja el 20 de julio por la llegada del humano a la Luna, pero aunque este se celebra todos los años, hace más de 45 que nadie pisa el satélite natural de la Tierra.

Hoy se cumplen 49 años de la llegada del modulo espacial Eagle, de la misión Apollo 11, a la superficie de la Luna para que los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin se conviertan en los únicos humanos que pisaron el satélite natural. El histórico acontecimiento fue interpretado por el argentino Enrique Ernesto Febbraro como un gesto de amistad entre toda la humanidad y decidió enviar mil cartas a distintos países del planeta, inmortalizando así el Día del Amigo.

La última vez fue en 1972 y nunca más volvió el humano a pisar la Luna. Según el Doctor en Física Gustavo Esteban Romero, un científico argentino que estudia desde 1991 temas relacionados a la astrofísica relativista, la astrofísica de altas energías y la radioastronomía, las razones son políticas y económicas, porque la ciencia no perdió, de ninguna manera, el interés en la exploración espacial.

“Apollo no era un programa científico, ni económico, sino uno político. Los Estados Unidos querían adelantarse en la carrera espacial que los soviéticos venían liderando. La URSS había puesto en órbita al primer satélite, el Sputnik 1, luego al primer ser vivo, a la perra Laika a bordo del Sputnik 2, e incluso tenían las primeras fotos del lado oscuro de la luna , cuenta Romero y agrega: “Ahí es cuando Kennedy decide poner a su país al frente reorientando el programa Apollo para poner a un estadounidense en la Luna .

Es la política...

El problema es que estos programas con objetivos políticos no son sustentables. La misión Apollo 11 terminó siendo un éxito gracias a la administración de la NASA que hizo James Web, quien supo aprovechar los recursos para poner en práctica el objetivo del presidente. A partir de ese momento, la agencia espacial comenzó a expandirse enormemente hasta que el gobierno pasó a manos de Richard Nixon.

El republicano se enfrentó con un serio problema: Vietnam. “En ese contexto, el proyecto Apollo dejó de tener sentido y Nixon lo canceló. Quedaban pendientes tres misiones a la luna y dos programas que le sucederían: uno para establecer una base lunar y otro para mandar una misión tripulada a Marte , explica el científico y profesor titular de la materia Introducción a la Astrofísica Relativista en la Facultad de La Plata.

Gustavo Esteban Romero, Doctor en Física UNLP

“No se puede hablar de un fracaso del programa Apollo, sino de un cambio en las prioridades de la política norteamericana , resalta Romero y añade que otro factor influyente fue el colapso de la URSS en 1991 que hizo desaparecer el gran estímulo para estos programas que tenían fines más estratégicos y competitivos desde un enfoque político-militar.

Entonces, cambiaron las prioridades y la plata que se usaba para llegar a la Luna pasó a tener otros destinos. Aun así, los costos bajaron. Hoy, poner un robot en Marte cuesta 350 millones de dólares. “Es una cantidad de dinero que si la Argentina tuviese la tecnología necesaria, podría invertir , resalta el experto.

“Los objetivos, siendo políticos y no económicos o científicos, no generaban programas sustentables , dice Romero. El programa Apollo, dejó cientos de nuevas tecnologías que hoy aprovechamos. “Heredamos la tecnología de cohetes que no permitió tener grandes satélites meteorológicos y de comunicación, los relojes de cuarzo, las baterías que luego se mejoraron y son las que usan los autos eléctricos, la comida deshidratada que comían los astronautas, los filtros polarizados de sus cascos y muchas más , detalla el científico. Según cuenta, la enorme inyección de dinero para resolver problemas que genera la exploración espacial desarrolla una gran cantidad de nuevas tecnologías, pero la mayoría termina en manos de los contratistas de la NASA y no alimentan a la agencia.

El próximo destino

El futuro apunta hacia Marte y quizás, más adelante, hacia Europa, una de las lunas de Júpiter. “El próximo objetivo de la humanidad es Marte porque sus condiciones, no demasiado hostiles, lo hacen un planeta ideal. Además, tenemos bien establecida su cartografía gracias a las exploraciones que hicieron los robots , argumenta Romero. Para él, es un planeta que conocemos lo necesario como para poder ir, pero a su vez también del cual desconocemos lo suficiente como para querer ir. Para Europa todavía falta debido a las mayores dificultades técnicas que presenta la misión, especialmente los fuertes campos electromagnéticos de Júpiter.

Todo depende de las empresas. “La participación privada es importante porque está claro que el gobierno de los Estados Unidos no está dispuesto a hacer estas misiones , dice Gustavo Romero. Para él, en el contexto actual, los privados juegan un papel clave, por un lado como proveedores de nuevas tecnologías como los cohetes reutilizables de SpaceX y por el otro porque están interesados en encontrar aspectos redituables de la exploración, ya sean el turismo, la minería o la prestación de servicios en el espacio. “Es inevitable que el sector privado sea el más importante durante los próximos 20 años , asegura.

Por ahora, el próximo país que llegará a la Luna es China y lo hará por las mismas razones que los Estados Unidos en 1969: demostrar su capacidad tecnológica ante los ojos de todo el mundo. Pero siendo nuevamente objetivos a corto plazo y poco sustentables, Romero duda que puedan, por ejemplo, explotar los recursos lunares. Parece que el único satélite natural que tiene la Tierra será por un tiempo más solamente un lejano (y muy costoso) escenario de históricas anécdotas que las potencias mundiales se cuentan entre sí.

Temas relacionados
Más noticias de día del amigo

Compartí tus comentarios

¿Querés dejar tu opinión? Registrate para comentar este artículo.
Nombre