¿Quién es y cómo piensa el argentino que sabe cómo rejuvenecer el cerebro?

Becado para hacer su posdoctorado en la Universidad de Berkeley,  estudia cómo la corteza cerebral entiende los estímulos que recibe. Sus esfuerzos podrían revolucionar la neurogénesis adulta.

Durante muchos años, el consenso científico respecto de la regeneración de células neuronales era que, por sus cualidades, no podían reproducirse en el cerebro como sucede con otras células en diferentes partes del cuerpo. Pero hace un tiempo se descubrió que no: en ciertas regiones —como el hipocampo— la neurogénesis es posible. Esto es significativo porque podría ayudar en mejorar la calidad de vida de pacientes con Alzheimer, por ejemplo, u otras enfermedades relacionadas con la memoria. De este campo específico del conocimiento se encarga Silvio Temprana (31), un joven doctor en Biología Molecular (UBA) que fue becado, en el último tiempo, para hacer su posdoctorado en la Universidad de Berkeley, en California, por el prestigioso Pew Institute. Allí se dedica a estudiar neurogénesis adulta en otro lugar del cerebro, la corteza, donde los daños son más comunes y la regeneración, nula. De regreso en la Argentina —donde pudo jurar su título—habló con Infotechnology. 

¿De qué se trata tu proyecto de investigación en Berkeley?

Estudio los estímulos sensoriales y cómo son representados en la corteza cerebral. Hay diferentes estímulos  —visuales, olfativos, por ejemplo— y cada una de esas modalidades se representa en la corteza. Investigo cómo hacen los animales para codificar esa información. En la corteza hay neuronas, para decirlo de alguna manera, que están “prendidas y apagadas y cada animal las usa para diferenciar un estímulo de otro. 

¿Es ciencia básica o también estudiás aplicaciones concretas?

Nuestro trabajo es ver cómo funciona el cerebro; tratar de entenderlo es generar conocimiento que, hoy, está en la frontera de lo que conocemos. Hacerle creer al animal, por ejemplo, que recibió un estímulo cualquiera cuando en realidad no estuvo presente puede tener un gran impacto. Hay muchas líneas de investigación que implantan neuronas en la corteza para que el paciente se recupere de daño cortical, uno de los traumas más comunes por ser una parte muy expuesta. El tema es que no es una región donde las células se regeneren, entonces es importante entender cómo funciona la corteza para evitar mucha “prueba y error en esos implantes a fin de recuperar a pacientes con problemas motrices o visuales. 

Siempre te dedicaste a la neurogénesis adulta, pero antes estudiabas la relación entre el ejercicio físico y esa regeneración. ¿Es ese otro beneficio asociado a la tendencia del running?


Antes me dedicaba a estudiar más el hipocampo que la corteza y ahí el ejercicio sí tiene un rol importante, porque es una zona donde sí ocurre la neurogénesis pero son células madre neurales que no tienen asignada una función. Hicimos un experimento en el que probamos que  esas neuronas se integran mucho más rápido al circuito del hipocampo en los animales que corren. 

¿Es diferente hacer ciencia en el exterior que en el país? 

La calidad de los investigadores y de los trabajos es la misma. Hay, sí, más presupuesto, más recursos, entonces la clase de preguntas son diferentes. Cosas que, quizás, acá tardan meses, allá se pueden probar en una semana. Las hipótesis pueden ser más arriesgadas porque probar es más fácil. 

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