La ciencia detrás del embarazo subrogado de Luciana Salazar

Cómo es el procedimiento médico que permite transferir embriones creados a partir del material genético de dos personas al cuerpo de una tercera.

La actriz Luciana Salazar será madre, pero el bebé no se gestará en su propio útero, sino en el de Leah Martínez, una mujer de 38 años que vive en Miami. Mediante un procedimiento médico es posible transferir un embrión creado con el material genético de dos personas al cuerpo de una tercera.

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La subrogación gestacional es uno de los programas que brinda la clínica estadounidense Fertility & IVF Center de Miami, donde Salazar acudió. Según explican, hay dos tipos de subrogación: aquel donde la madre que gestará el bebé solo provee su útero y otro en el cual también su genética, la verdadera subrogación. En este caso se trata del primero.

 

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Una publicación compartida de Luciana Salazar (@salazarluli) el 11 de Jul de 2017 a la(s) 5:02 PDT

Todo comienza con una fertilización in vitro que generó embriones a partir de óvulos que la actriz hizo fertilizar y congelar el año pasado. Ahora, tomó la decisión de transferir el embrión resultante al útero de la madre subrogante. Para esto se los descongela y se los desarrolla, en caso de no haberla alcanzado, hasta la etapa de división celular o de blastocisto. Recién ahí, el médico puede determinar cuales son viables y cuáles no. Aquellos que no sean utilizados se desechan.

Para realizar la transferencia, es necesario preparar el útero que recibirá los embriones. El objetivo es simular los cambios hormonales que se producen durante un embarazo, especialmente el desarrollo del colchón de células que contendrá al embrión. “Se estimula un tejido dentro del útero llamado endometrio con unas pastillas diarias y controles ecográficos. Hasta que detectamos que tiene una característica que lo hace apto para colocar el embrión. Preparamos el nido para la implantación el embrión , explica el especialista en medicina reproductiva Guillermo Terrado, quien trabaja en el centro Pregna.

Por lo general se administra estrógeno por vía oral o mediante parches. Al mismo tiempo, la madre subrogada debe recibir inyecciones diarias de una droga llamada leuprorelina para suprimir la actividad de los ovarios con una semana de anticipación. Por último, se le dan inyecciones intramusculares de progesterona para que el útero alcance un estado ideal para la implantación.

El número de ovarios que se transfieren depende de lo acordado entre el cliente y la clínica. Varían acorde a la cantidad de embriones disponibles y su calidad. A partir de estos se puede o no realizar un procedimiento de reducción selectiva, es decir, se abortan ciertos embriones para conservar el o los mejores y evitar un embarazo múltiple que lleve al nacimiento de mellizos, trillizos o más bebés. Estos últimos son más complicados y riesgosos.

A la hora de realizar la transferencia, no es necesario el uso de anestesia. Se realiza un sonograma para determinar la mejor ubicación posible y el médico los implanta usando un catéter. Previamente se realiza un simulacro para verificar que todo esté bien y luego se analiza el catéter con un microscopio para asegurar que todos los embriones hayan sido depositados.

La paciente queda acostada durante una hora y luego puede volver a su casa, pero no deberá realizar actividad física e idealmente se mantendrá en la cama. Recién después de dos días podrá retomar sus actividades. Entre nueve y once días luego de la transferencia se hace una prueba de embarazo para constatar que haya sido exitosa.

Por último, si los resultados son positivos, sólo queda que la paciente continúe con algunos medicamentos de estrógeno y progesterona. Se le realizan pruebas de sangre todas las semanas para chequear que esté absorbiendo los medicamentos y verificar la evolución del embarazo.

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Entre la novena y la décimo segunda semana se da un cambio en el embarazo donde las hormonas necesarias pasan a ser producidas menos por el ovario y más por la placenta en desarrollo. Pasados los tres meses, los ovarios ya no son necesarios para el sustento del embarazo y por esto, deja de ser necesario suprimir su actividad y se disminuyen las dosis de los medicamentos. Por lo general, para la semana número catorce se eliminan del todo y la paciente continúa con el tratamiento del embarazo con normalidad.

Gestar un bebé cuya genética es distinta no suma complicaciones al embarazo. “No hay ningún riesgo extra. Es un tratamiento que hacemos a diario con pacientes que reciben óvulos de otras personas , detalla Terrado. Matilda, la hija de Salazar, ya lleva 18 semanas de gestación y nacerá en diciembre.

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