El blockchain y las cripotomonedas como ejes del cambio social

El economista Alejandro Sewrjugin anticipa cómo unió ambos mundos en una aplicación. Estará presente en Sustainable Brands Buenos Aires 2018.

La economía PHI, tiene como objetivo unir lo social y lo sustentable, sin modificar la idea de mercado que permite la innovación y el avance tecnológico. Eso poniendo primero la cuestión humana y de respeto por nuestro planeta", asegura Alejando Sewrjugin, emprendedor y graduado de la facultad de Ciencias Económicas. "Esta economía, nace como respuesta a la búsqueda de una vida, de cómo poder transformar la realidad y convertirla en algo que sea sustentable e inclusiva".

El deseo de hacer algo contra la pobreza, lo acompaña desde su infancia. "Me di cuenta de que había que buscar un sistema socio económico, que permitiera hacer convivir la idea de mercado, con una idea de necesidades humanas -más allá de lo material- y de construcción del ser y lo común, al mismo tiempo", resume. Así desarrolló las bases de la Economía PHI, que incluye el blockchain (una base de datos, pública, segura, descentralizada y distribuida) y las criptomonedas, que permitirán lograr esta sociedad. "Estas innovaciones nos permiten vincularnos de una manera colaborativa y crear valor de forma comunitaria", sintetiza

Para lograr un cambio, la teoría replantea cambiar la emisión monetaria, estableciendo que no puede ser un elemento para impulsar el empleo, y emitiéndola solo como una promesa de valor, sino que esta debe ser devuelta como trabajo, que genere algún tipo de valor y para ello se utiliza la criptomoneda. Y para lograr este objetivo se necesitan crear los incentivos correctos, entendió el emprendedor. Con esa mirada, definió que un camino pasa por comprender que el dinero es la respuesta a la creación de un valor previo. "No es una promesa de valor, sino la resultante de una ocupación previa que generó una transacción de valor. Ese es el verdadero respaldo de una moneda: el saber que otro ser humano, como yo, hizo algo para lograr esa sustentabilidad, que de otra manera y sin el concurso de la voluntad y la acción de cada ser humano de nuestro planeta, no podremos alcanzar". Ese dinero digital podrá ser utilizado como lo hacemos hoy en el mercado, explica Sewrjugin.

A nivel mundial, ya hay algunos proyectos basados en blockchain y criptomonedas, como resultante de un valor previo. Por ejemplo, la Solarcoin, es una moneda que se emite cuando una persona genera energía solar o eólica, para proveerse de su propia energía, dejando de consumir la tradicional, de fuentes no renovables y nocivas para el clima. Por su parte, la Healthcoin es una iniciativa que busca basar el valor de una moneda en "mantenernos sanos": a través de una app mide el nivel glucosa en sangre y si estamos en los niveles adecuados, emite moneda a la billetera digital, buscando solucionar el problema de atención de la salud.

¿Qué deben hacer los sectores en este paradigma? El sector privado puede ser el motor que genere la adopción y expansión de este tipo de monedas "virtuosas". Mientras, el sector público debería transformarse y brindar las condiciones para que este nuevo tipo de plataformas digitales de creación de valor existan. En este contexto, según Sewrjugin, el blockchain es utilizada como la "goma de pegar" que una las voluntades y trabajos de los seres humanos de diferentes latitudes y fronteras, en pos de lograr generar esos impactos que vayan solucionando los problemas globales.

Para finalizar, plantea que hay un espacio de unir voluntades colaborativas tan grande, que cambiará la noción de escasez de la economía, en un concepto de abundancia. "El desafío está en esa reconversión del pensamiento de las empresas privadas tradicionales y los Estados en comprender que ya hoy, en el siglo XXI, las monedas emitidas de forma tradicional no ayudan a crear el valor donde el eje central es la persona, porque no están conectadas a ningún valor previo humano, y que el mercado no incluye como forma de generación de valor", sintetiza Sewrjugin.

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