Fresco y Batata son la nueva incorporación de Argentina a la población del espacio exterior. Estos dos paralelepípedos de apenas 80 cm de alto, 40 de ancho y 40 de profundidad se convirtieron en los primeros nanosatélites argentinos en surcar el espacio completamente funcionales y aptos para ofrecer servicios comerciales. Y ahora se suman a otros tres aparatos de ensayo puestos en órbita en dos años: Capitán Beto, el 26 de abril de 2013; Manolito, el 21 de noviembre de ese mismo año, y Tita, el 20 de junio de 2014. La compañía detrás de la hazaña es Satellogic, creada por Emiliano Kargieman con apoyo del Ministerio de Ciencia y del Invap.
 

¿Por qué se mandaron estos aparatos a la órbita, cuál es su función? Principalmente, permitirán monitorear campos, cultivos, industrias petroleras e infraestructura en tiempo real. Para eso, cuentan con tres cámaras de un metro de resolución: una multiespectral, otra hiperespectral y otra térmica. Todos los satélites lanzados hasta el momento fueron hechos con tecnología de factura nacional. No van a estar solos: Satellogic planea lanzar otro en noviembre y dos más en marzo, con la idea de armar una constelación de microsatélites. El nombre que llevará también será un homenaje: Aleph.

Satellogic ya firmó cartas de intención con 10 clientes que comprarán estos servicios para monitoreo diario de campos y cultivos, y de infraestructura crítica para gobiernos. También, para control de seguridad en la industria petrolera y en el medio ambiente. Otras 45 compañías, en el país y en el mundo, se aprestan a recibirlos una vez que ambos satélites estén activos.