CIENCIA

¿Qué significa la nueva detección de LIGO?

Los investigadores del observatorio Ligo pudieron detectar por segunda vez ondas gravitacionales. Ahora, afirman que se está más cerca de tener un mapa de los agujeros negros en el Universo.

Hace 1.400 millones de años, dos agujeros negros varias veces mayores que el Sol se acercaron tanto uno a otro que acabaron devorándose. La unión provocó un violentísimo estallido de energía en forma de ondas gravitacionales, curvas en el tejido del universo que avanzaron en todas direcciones como olas en un estanque. Hoy, los científicos del proyecto Ligo detectaron por segunda vez las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein hace un siglo, un fenómeno más débil que el primero pero que, según los investigadores, puede ser decisivo para empezar a dibujar un mapa de los agujeros negros en el Universo.

El Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) anunció hoy en una conferencia de prensa en San Diego (EE.UU.) el hallazgo, que se describe en un estudio publicado en Physical Review Letters, y supone una confirmación de la Teoría de la Relatividad General en unos rangos de energía inalcanzables hasta ahora. Además confirma que la primera detección de LIGO no fue una casualidad y que este experimento se ha convertido ya en el primer observatorio capaz de “escuchar el sonido de los fenómenos más violentos del universo, lo que nos da un nuevo sentido para percibir el cosmos.

 

 

"La teoría general de la relatividad, formulada por Einstein en 1915, considera al espacio y el tiempo como dos aspectos de una entidad más compleja de 4 dimensiones, el espacio-tiempo. El espacio-tiempo es afectado por los cambios en los objetos del universo. En particular, por la aceleración de grandes masas. Estos movimientos producen ondas en la estructura del espacio-tiempo, que se propagan a la velocidad de la luz. Esas ondas dilatan y comprimen longitudes e intervalos a su paso. A menos que el evento que las produce sea realmente catastrófico, son muy débiles" explica Gustavo Esteban Romero, astrofísico e investigador superior del CONICET. "LIGO es una experimento diseñado para detectar las ondas que generan objetos compactos, como agujeros negros, cuando chocan y se funden entre ellos".

"La primera observación sigue siendo un enigma. Esos dos agujeros negros eran dos veces más masivos que los mayores agujeros negros relativamente cercanos de masa estelar identificados a partir de los rayos X emitidos por los remolinos de gas caliente que caen en ellos. No se sabe como tales forman los agujeros negros gigante" explica el investigador. No obstante, "La nueva observación parece ser característica de una clase de evento más común, con agujeros negros similares a los que conocemos en nuestra galaxia. La colisión observada ocurrió a 450 millones de parsecs, y hace unos 1500 millones de años".

"Estas detecciones son un prodigio tecnológico" relata Romero, "LIGO es el instrumento más sensible creado por el ser humano, capaz de medir un desplazamiento de la longitud de un diezmilésimo del radio de un protón en una extensión de 4 km" finaliza.

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