Reorientando la búsqueda

Tras la tragedia en Costa Salguero, la autora reflexiona sobre "la esclavitud a las adicciones". Y cita a Chopra para describir al adicto como un "buscador desorientado", enfocado en el afuera y no en escucharse a sí mismo.

Los tristes y trágicos hechos del fin de semana pasado en la fiesta electrónica de Costa Salguero, en la que cinco jóvenes perdieron la vida y otros tantos la están peleando, pone nuevamente en boca de todos el brutal tema del consumo de sustancias que llevan a la vida a coquetear con la muerte.

Aparecen las crónicas y opiniones al respecto. Casi todas con verdadera preocupación sobre cómo parar este flagelo que arremete contra gran parte de nuestra juventud. No hay duda de que la dependencia de las drogas destructivas es uno de los males que aquejan a la sociedad por este tiempo. Y no vale el debate de si la razón de las muertes fue si eran pastillas adulteradas o malas. Eso queda para ser investigado por quienes corresponda.

El hecho es que no hay pastillas buenas. No hay dependencia sana. No hay adicción saludable.
El debate que deberíamos iniciar es por qué la actualidad está marcada por la esclavitud a las adicciones. Y la adicción no comienza por las drogas duras. Desde mi punto de vista, es un camino social y cultural lento y continuo. Como la gota que horada la piedra va erosionando desde las conductas más imperceptibles hasta el horrendo y bestial flagelo.

Cada uno de nosotros "colabora" desde donde su vacío le pide y su realidad cotidiana insatisfecha le propone, con conductas adictivas. Y, desde ese lugar, vemos en la clínica personas preocupadas e intentando salir de las más diversas adicciones: al trabajo, a las compras, a la comida, a la tecnología, al alcohol, al tabaco, a las cirugías estéticas Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Porque si nos miramos honestamente, tal vez podamos percibir algo de esto. Y es que nos toca vivir en un tiempo -siglo XXI- y un lugar -Occidente- donde consumir es un modo de ser en el mundo y escucharse a sí mismo para ofrecer un destino elegido a nuestra vida es una pérdida de tiempo.

Enfocados más en lo que nos demanda la sociedad y sin tiempo para escuchar lo que está faltando en nuestra vida, nos adaptamos a costa de nuestro cuerpo y nuestra psique para cumplir con las exigencias del afuera, de la imagen, de la inmediatez y del "pertenecer", sin saber casi a qué ni a dónde.
Una definición diferente que Deepak Chopra da al adicto es que éste es un buscador. Pero un buscador desorientado que busca en el lugar equivocado. Para él, el adicto busca un "nivel de experiencia más alto", por lo que su misma búsqueda habla de su necesidad de hallar en lo cotidiano algo que nos trascienda como individuos separados.

A-dicción, puede leerse como no decir. ¿Qué es lo que estamos callando? ¿Qué es lo que estamos buscando desorientados? El problema va mucho más allá de este tristísimo episodio que nos puso en el tapete el tema a toda la sociedad. Más allá de los narcos, de las sustancias y de los que hacen negocio con esto, hay una demanda en gran parte de nuestra juventud.

Y más allá de que se haga justicia y se logre que los delincuentes paguen por su criminal negocio, la pregunta que nos ayudará como padres, educadores y adultos es: ¿Qué estamos haciendo nosotros? ¿Estamos viviendo una vida que valga la pena, mirando las necesidades de nuestra psique, nuestro cuerpo y nuestra alma y alimentándolas desde percibir lo que sentimos? ¿O estamos alimentando una vida de adicciones, más o menos compulsivas, que tienden a servir a la rueda consumista y no nos deja tiempo para ver las necesidades nuestras ni del otro?

Ojalá reorientemos la búsqueda hacia lo que nos construye desde el ser para reconstruir una sociedad que nos cobije en nuestras individualidades

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