La próxima gran crisis no va a venir de Wall Street: va a ser culpa de las fintech

La crisis de 2008 dejó en su camino un sinnumero de regulaciones. Pero Silicon Valley no sigue las reglas de los banqueros. 

Pasaron 10 años de la crisis de las subprime pero eso no significa que la próxima crisis no esté a la vuelta de la esquina. En este tiempo, muchos analistas han hecho sus predicciones pero todos coinciden en un punto. La próxima quizás no venga siquiera de Wall Street sino de otro lugar, impensado: Silicon Valley. 

Si entonces el mayor miedo era que los bancos colapsen porque habían invertido demasiado en las hipotecas subprime -- "si eso colapsa, colapsa todo", decían entonces, porque significaría el colapsos de todos los bancos-- hoy, los bancos están mejor preparados que nunca: hay más regulaciones y están más capitalizados, lo que baja los riesgos de muchas entidades bancarias. 

Mientras tanto, poco se ha hecho respecto al sector fintech, uno de los nuevos sectores y de los más pujantes porque están impulsando la innovación en bancos y otras instituciones financieras. Es un segmento muy atomizado, compuesto principalmente de empresas pequeñas --las  famosas startups de Silicon Valley, que nacen en el garage-- que crean soluciones para, por ejemplo, automatizar pagos y reducir los costos de las empresas financieras, haciendo el proceso más seguro e intuitivo para el cliente. 

Pero en toda disrupción hay riesgos. Bloomberg, marca tres. 

Son más vulnerables

Al ser empresas de garage o que son pequeñas y subsisten con poco capital, son más vulnerables a las fluctuaciones del mercado. Ejemplos, sobran. En 2014, la startup de Bitcoin Mt. Gox (en su momento, el exchange de Bitcoin más grande del mundo), sufrió una falla de seguridad que expuso las operaciones de sus clientes y, en pocos días, tuvo que cerrar, perdiendo US$ 3.500 millones en el proceso 

Son más difíciles de controlar

Si bien las soluciones que idean son prácticas, la tecnología detrás de muchas de ellas es bastante compleja. Esto pone en jaque a los reguladores que tienen que controlar cómo funcionan los distintos procesos y crear reglas claras para esta "nueva economía". Las ICO son un buen ejemplo: las Initial Coin Offerings son una manera de financiarse que han encontrado muchas fintech que, en realidad, no tiene regulación alguna. 

No hay unidad

Como son un sector hiperatomizado, sin grandes jugadores, sería inpesado que --si ocurriese una gran crisis-- el sector pudiese responder con normas y procedimientos como lo hicieron en Wall Street en 2008. No hay cooperación en el segmento: es una industria nueva y no hay incentivos para hacerlo por lo que comportamientos agresivos son premiados. 

Una posible solución es lo que están haciendo algunos gobiernos, como el de Singapur, en el que se crearon cámaras específicas de empresas fintech que permiten tener un contacto fluido con reguladores y que están ahí para explicar como funcionan las tecnologías más disruptivas. 

 

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