Facturas en papel: un costo oculto

Mes a mes se está pagando un cargo oculto en las tarifas de servicios. Con la resolución que obliga a presentar facturas electrónicas, el escenario está cambiando. 

En estos días donde las facturas de servicios son el centro de atención tanto de las personas como de los medios es un buen ejercicio alejar la mente del bolsillo y hacer foco en el costo real que cargan estos odiosos papeles. Aunque cueste creerlo, además de hacer adelgazar las billeteras de los ciudadanos, estas deudas impresas arrastran un valor oculto que pocos parecen conocer. Es simple, cada vez que un sobre llega a un buzón o se cuela bajo una puerta se sigue alimentando a una de las industrias más contaminantes del planeta.  Producir 1.000 Kilos de papel cuesta 32 árboles, 100.000 litros de agua y 7.600 kW de energía

Es importante encontrar alternativas viables para disminuir la tala indiscriminada de árboles y el gasto innecesario de agua y energía en América latina. Se debe ser realista y entender que no será sostenible por mucho tiempo el consumo individual anual de 40 Kilos al año. El 75% de los árboles utilizados en el proceso proviene de bosques que no son reforestados y a este ritmo es muy probable que las próximas generaciones solo los conozcan gracias a películas o documentales.

Poniendo la lupa en Argentina, es posible demostrar el nivel de derroche actual haciendo un rápido ejercicio práctico con información que se encuentra al alcance de todos. Tomando como ejemplo a una de las empresas de servicio eléctrico más reconocidas del país, logramos alcanzar algunos indicadores que asustan. En su Web oficial, la empresa declara darle servicio a 2.464.107 hogares. Con este dato se puede calcular rápidamente que mensualmente se utilizan aproximadamente unos 205 árboles solo para sus facturas lleguen de manera física a estos hogares. A su vez para la producción de esta cantidad de papel se deben consumir unos 821.000 litros de agua. Si estos son los valores que arroja esta simple cuenta pensemos la cantidad de recursos que se consumen para producir la batería de impuestos que recibe un ciudadano promedio todos los meses. Los números finales no son nada alentadores para el planeta.

Por suerte no todo es malas noticias para los árboles y el agua ya que el gobierno argentino dio un gran paso este año al dictaminar la Resolución General 3.840. La misma establece que todas las facturas de servicios deberán ser enviadas desde noviembre través de medios electrónicos. Pero antes de festejar es bueno saber que la ecología no fue quien ganó la pulseada. La triste realidad es que según la propia AFIP este cambio se llevó a cabo para “intensificar el uso de herramientas informáticas destinadas a facilitar a los contribuyentes el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, así como para optimizar las funciones de fiscalización de los gravámenes a su cargo . En palabras más simples, lo de salvar el planeta sería meramente un beneficio colateral. En Argentina este sistema se encuentra disponible hace tiempo. Doppler Relay, por ejemplo, vio sus consultas triplicadas luego que este dictamen se publicará en el boletín oficial, lo cual es un buen indicador de que algo está cambiando.

 

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