POSTURAS CENTRALISTAS DEL SOCIALISMO DIFICULTAN NEGOCIOS

Trabas burocráticas en Cuba frenan planes de empresarios de EE.UU.

El fin del embargo comercial estadounidense requiere además solucionar la cuestión de las demandas por nacionalizaciones por u$s 7000 millones

Se sumó una fecha importante para Cuba. Junto al movimiento 26 de julio de Fidel Castro y el "triunfo de la revolución" del 1 de enero de 1959, ahora se conmemora también el 17 de diciembre de 2014.
Ése fue el día en que Barack Obama y Raúl Castro, los presidentes de EE.UU. y Cuba, anunciaron que deseaban normalizar las relaciones bilaterales y poner fin a más de 50 años de enemistad y guerra fría.
Sin duda, la Cuba comunista ya estaba cambiando. Después de asumir formalmente como presidente en 2008, Castro inició un tímido proceso de liberalización económica para impulsar la decadente economía del país especialmente urgente ahora que la creciente crisis en Venezuela pone en peligro los u$s 1.500 millones de ayuda que envía ese país a Cuba todos los años.
Pero el anuncio del 17 de diciembre encendió una serie expectativas entre las empresas estadounidenses aunque la economía cubana de u$s 80.000 millones, a pesar de su exótico encanto, sea prácticamente del mismo tamaño que la de República Dominicana.
Los funcionarios estadounidenses y cubanos advirtieron que las expectativas son exageradas. "Las posibilidades de que Washington levante el embargo a corto plazo son escasas", alertó Michael Shifter del grupo de estudio Inter-American Dialogue.
La idea de que las empresas y los turistas estadounidenses pronto podrían convertir a Cuba en un parque temático comunista al estilo de Disney con sucursales de McDonalds repartidas a lo largo del malecón de La Habana es también poco probable. La Habana tiene su propio gobierno hace 56 años y se enorgullece de su soberanía.
Además, incluso si el embargo estadounidense terminara de un día para otro, la isla todavía enfrenta un "embargo interno", la densa burocracia al estilo soviético y las posturas socialistas centralistas que dificultan los negocios.
"Todas las reformas económicas de Raúl involucran la descentralización, lo cual es bueno, ya que es eso lo que necesita Cuba", señaló Rafael Hernández, editor de Temas, una revista cultural publicada por el estado. El problema es que ...eso aún no ha sucedido.", agregó.
Aún así, vienen cambios para Cuba, aunque de a poco. Hoy en día, los cubanos parecen tener menos miedo. Los activistas todavía son perseguidos, pero muchos quieren decir lo que piensan, y también existe cierta tolerancia oficial.
Una muestra de eso es que aún existe la página web de noticias 14ymedio.com, creada por la periodista disidente Yoani Sánchez pese a que el limitado acceso a Internet implica que muy pocos de los 11 millones de habitantes de la isla pueden leerla. El mundo también ha comenzado a abrirse a Cuba. Antes del 17 de diciembre, había sólo 35 consultas de inversores extranjeros sobre Mariel, un puerto y zona franca de u$s 800 millones en la costa norte de Cuba, construido por la constructora brasileña Odebrecht, y operado por PSA de Singapur. "Después del 17 de diciembre se habla de 300 consultas", señala Emilio Morales del Havana Consulting Group con sede en Miami aunque cuántas de estas consultas se convertirán en inversión real está por verse.
El embargo, cuyo cese requiere la solución de temas complicados como las demandas estadounidenses por nacionalizaciones por u$s 7.000 millones, pone un freno a las empresas estadounidenses. Lo mismo puede ocurrir con las compañías de otros países. "Tenemos que autofinanciarnos por completo," contó un operador turístico europeo.
"Lidiar con el embargo interno es uno de los mayores desafíos para Cuba", explicó Pedro Freyre del estudio de abogados estadounidense Akerman. "Puede ser que el estado quiera que crezcan las pequeñas empresas ... pero a menudo les fija impuestos, las regula y las castiga". El mensaje de las empresas extranjeras en Cuba es que la isla es un mercado potencialmente interesante para cualquiera que se conforme con esperar ganancias inciertas a largo plazo.

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