Crear el mañana

Billeteras sin billetes, calles sin taxis, restaurantes prácticamente sin mozos, autopistas sin personal en los peajes. ¿Están todos de huelga? ¿Hay paro? ¿Le robaron? Sería extraño si digo que no estamos hablando de lugares pobres ni contextos de protesta. Más extraño si digo que esta realidad, que podríamos categorizar peyorativamente, es el futuro, o el presente, y se da en los lugares más ricos del mundo.
Recién llegado de una misión comercial por los Estados Unidos, pienso qué pasará con nuestros trabajos. La innovación está al poder. Y el avance de la tecnología que separa generaciones, como se da hoy entre los millenials y la generación X, comenzará a darse con mayor frecuencia. Aspiradoras robot, máquinas que doblan y guardan la ropa, esta es una realidad que se vive en algunos rincones de Silicon Valley.
Tener dos trabajos ya es moneda corriente. Uber, Airbnb, CookApp permiten hacer del auto un taxi, de la casa un hotel, del comedor un restaurante. La información se toma de las redes sociales, los productos se compran por Internet. No es noticia. Lo que es inquietante es que hay millones de personas intentando hackear sistemas tradicionales con plataformas intangibles.
Y así como Mark Zuckerberg y sus amigos convirtieron Facebook en el medio de comunicación más importante del mundo, sin generar contenido, un sinfín de jóvenes no piensan en desarrollar hospitales ni escuelas, sino en cómo brindarle al mundo soluciones más efectivas. Y este mundo está lleno de oportunidades. Es un ecosistema inmenso, público y privado, compuesto por inversores, entidades gubernamentales, universidades, espacios colectivos de trabajo, y más, que permiten a estas personas crear el futuro.

¿Cómo hacer para que esto pase también en la Argentina?
Silicon Valley no es un barrio, tampoco una ciudad. Es una zona compuesta por diferentes localidades, cuyo nombre proviene de la fabricación de chips de silicio que se dio años atrás. Hoy, conviven allí muchas de las compañías de tecnología más grandes del mundo y miles de empresas en formación (start-ups). Nueva York está siguiendo sus pasos a un ritmo muy interesante, mientras que Miami y Austin buscan subirse al mismo tren.
Cada uno de los principales factores que permiten que este ecosistema sea exitoso merece un capítulo. Entre estos: el acceso al capital de riesgo (compañías estadounidenses invierten unos u$s 52 millones por año en start-ups); políticas públicas (beneficios impositivos, estructuras societarias aperturadas en dos horas), créditos (3% de tasa anual), seguridad y legitimidad de las instituciones (fundamentales para generar un contexto de confianza para quienes buscan compartir espacios con terceros) y la libre competencia de negocios que ven de los startups un target interesante y generan servicios de calidad a costos competitivos.
Muchas entidades y emprendedores de nuestro país notamos esto hace tiempo. Es por esto que, desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Endeavor, IAE, ASEA, Junior Achievement y un conjunto de aceleradoras, incubadoras, fondos de inversión y espacios de coworking, estamos generando nuevas iniciativas para ayudar y potenciar a emprendedores en distintos estadíos, impulsando un nuevo proyecto de ley, ofreciendo mentorías gratuitas, becas, capacitaciones y capital semilla del estado.

(*) Santiago Bibiloni es fundador y CEO de Balloon Group, compañía de Desarrollo Web/Mobile y Marketing Digital que ha ayudado a más de 400 emprendedores y dueños de pymes a incrementar sus ventas y escalar sus negocios. Con clientes provenientes de 12 países, , ha permitido que cientos de ideas se conviertan en empresas y que empresas tradicionales se conviertan en compañías disruptivas.
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