El plan global para terminar con la contaminación del aire

La OMS ha calculado que solo un 12% de la población urbana de la Tierra respira un aire saludable. Algunas ciudades del planeta comienzan a tomar medidas contra este flagelo. Es el caso de Friburgo, Nueva Delhi o París.

La situación de aire que respiramos no es buena. El pasado mes de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba un informe sobre la contaminación del aire del mundo en el que se señalaba que más de un 80% de la población mundial que vive en áreas urbanas respira un aire cuya contaminación excede los límites recomendados.Los ciudadanos más pobres serían los más afectados por este problema; y ciudades de China e India liderarían la lista de ciudades más contaminadas del planeta. En general, solo el 12% de la población urbana de la Tierra respira un aire saludable.  El pasado mes de junio, además, la OCDE publicaba un estudio en el que se señalaba que las muertes prematuras debidas a la contaminación atmosférica (casi tres millones en 2010) podrían duplicarse e incluso triplicarse para 2060, alcanzando entre los 6 y 9 millones de personas cada año.

Se necesita encontrar una solución para limpiar el aire que entra a nuestros pulmones y algunas de las capitales y ciudades más importantes ya están poniendo manos a la obra.
Por ejemplo, París ha prohibido los coches en muchos distritos del centro histórico los fines de semana, y está impulsando programas de intercambio de coches o bicicletas.   

En Nueva Delhi, considerada la capital más contaminada del mundo, recientemente se han prohibido los nuevos coches que funcionan con diésel y, en Bangalore (ciudad del sur de la India), se están cambiando 6.000 autobuses tradicionales por otros que funcionan con gas natural. Asimismo, en esta ciudad se han aplicado medidas que han reducido el tráfico en un 20% en pocos años. 

En Alemania, la ciudad de Friburgo cuenta ya con 500 kilómetros de bicisena, con tranvías, y con un sistema de transporte público barato y eficiente. En una de sus zonas residenciales, Vauban,  se ha prohibido además a los residentes aparcar cerca de sus casas y se obliga a pagar 18.000 euros por una plaza de aparcamiento en los límites de la ciudad. A cambio, los residentes pagan menos por sus casas y disfrutan de una red de transporte público gratuito.

En Brasil, la ciudad de Curitiba ha desarrollado la mayor red de transporte público del mundo, y también la más barata: casi el 70% de los 2 millones de habitantes de esta ciudad usa el transporte público para ir a trabajar, lo que ha mejorado notablemente la calidad del aire. 

En Zúrich (Suiza), por otra parte, se ha limitado el número de plazas de estacionamiento en la ciudad, y sólo se permite un cierto número de coches en la ciudad en un momento dado. Además, se están construyendo más áreas libres de coches, plazas, líneas de tranvía, y calles peatonales. El resultado ha sido una reducción drástica de los atascos de tráfico y menos contaminación. 

En Helsinki, Finlandia, se planea reducir drásticamente el número de vehículos en las calles con una fuerte inversión en la mejora del transporte público, imponiendo altas tarifas de estacionamiento, el fomento de bicicletas, el caminar y la conversión de las carreteras de circunvalación de la ciudad interior en zonas residenciales y de paseo. La idea es hacer que el transporte público de la ciudad sea tan bueno que, para 2050, ya nadie quiera tener un coche. 

Oslo (Noruega), por último, planea reducir a la mitad sus emisiones contaminantes en 2020 y construir 40 millas de nuevos carriles para bicicletas; mientras que Copenhague (Dinamarca) está priorizando las bicicletas sobre los coches, por lo que grandes partes de la capital danesa se han cerrado a los vehículos. 

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