Champs-Élysées, ícono francés que se abre a la moda extranjera y fast food

Con el inconfundible estilo de Francia, es considerada como un referente a nivel mundial y marca tendencia en segmentos tanto de indumentaria como gastronomía. Sin embargo, marcas de diferentes partes de Europa y Estados Unidos ganan cada vez más presencia en esta singular arteria. Etiquetas como Louis Vuitton o Lacoste, ahora se mezclan con GAP o Disney. Las hamburguesas, símbolo de la comida rápida, suman adeptos

Si está pensando en comprar lo último de la moda francesa en Les Champs-Élysées, es probable que pueda llevarse una sorpresa. La mítica avenida parisina sigue siendo una de las más caras del mundo, pero sus locales están copados mayormente por marcas de Estados Unidos y de otros países.


En las ocho cuadras en las que se agrupa la oferta indumentaria, sólo sobrevive un puñado de etiquetas francesas, como Louis Vuitton, Lacoste o Fnac.


Eso sí, sigue siendo la avenida más famosa y elegante del mundo, así como la zona de compras más cara de Europa y, obviamente, los franceses la continúan considerando la avenida más hermosa del mundo.


Pero a quien transite como turista por esta zona de París, sorprende ver a los franceses, tan apegados a prendas de características únicas y a los modistos mas afamados, mirar las vidrieras de un local de Banana Republic o GAP, grandes referentes del mundo textil estadounidense, más apegado a la producción en serie que a los diseños exclusivos.


Ambas marcas son sólo un ejemplo de la avanzada de los Estados Unidos que ha venido copando la principal avenida de París, con sus 1.910 metros de longitud (algo así como 20 cuadras) y con su belleza y elegancia que se extienden desde el Arco de Triunfo hasta la plaza de la Concordia, otros dos de los atractivos turísticos que ofrece esta ciudad a los turistas.


Sólo basta con caminar mayormente por la mano par de Les Champs-Élysées, para darse cuenta cómo la crisis económica francesa también ha ganado terreno entre sus grandes marcas.


Es que el alquiler de un local en esta zona está entre los más caros del mundo. Hoy, la media del metro cuadrado se encuentra casi en los 10.000 euros, según un estudio de Cushman & Wakefield, que la ubica como la arteria comercial más cara de Europa.


Quizá sea esta una de las razones por las cuales la moda francesa ha ido retrocediendo a la vez que ganaron terreno otras marcas de Estados Unidos, como la fabricante de jeans Levys, la casa de ropa deportiva Nike, o hasta de Quicksylver. Incluso, si la idea es comprarle un souvenir a los más chicos, se puede ingresar al local de Disney, que sorprende por su tamaño, en una de las esquinas más transitadas de Les Champs-Élysées.
Es cierto que aún se puede comprar una cartera en Cartier, entrar a las tiendas Fnac o probarse un traje en Ives Rocher. Incluso, la tradicional esquina copada por la imponente sede central de Louis Vouitton, todavía permanece intacta.

Sin embargo, también la competencia italiana, alemana o de otro mercado cercano tiene cada vez más presencia en esta avenida que debe su nombre a la mitología griega.


Así, en la parte alta de la arteria hay chances de entrar al store de la alemana Adidas o de Hugo Boss. Si hay tiempo, y muchos euros, obviamente, también se puede probar alguna prenda de las que venden en la española Zara. De comprar una joya en Tiffany o Swarovski, o de tentarse con los colores de Benetton. Incluso, hasta de recorrer las tiendas H & M o las Mark Spenser.


En el caso del mundo automotriz, sobrevive el gran local de Peugeot, aunque también hoy los modelos de Mercedes Benz tienen presencia en un imponente local de mitad de cuadra.


Si hasta la gastronomía fast food tiene su reinado, entre los simpáticos cafecitos y restaurantes franceses que permiten un descanso al turista.


Hay tiempo para comprar café en Nespresso, comerse un helado en Haagen Dazs. Incluso para disfrutar de un combo en McDonalds o tomarse un café en Starbucks.


Contradicciones en el país gastronómico por excelencia que, tras criticar por años la mala alimentación de los estadounidenses y su fast food, ahora parece haber sucumbido ante la reina de las hamburguesas, cuyos locales se extienden no sólo por Les Champs-Élysées, sino también por casi todo París.


Incluso, el año pasado el Big Mac vendió más que la baguette jambon beurre, otra tradición que parecía inquebrantable y que terminó cediendo, al punto tal que en 2013 la mitad de los sandwiches vendidos en París fueron de hamburguesas. Así surge de un informe de la consultora Gira Conseil, en ocasión del salón anual de la comida rápida de París que se realizo el año pasado.


De hecho, hoy en un tercio de los restaurantes parisinos la hamburguesa se impone además frente al entrecot, las parrillas o el pescado. Todo un sacrilegio para el tradicional paladar francés. Otro dato incontrastable: actualmente Francia representa el segundo mercado del mundo después de Estados Unidos para McDonalds.

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