Seguridad vía streaming: cómo elegir cámaras para vigilar tu casa o negocio

Qué hay que tener en cuenta al montarlo y cuáles son las opciones. Los equipos Wi-Fi son más cómodos, pero no siempre funcionan.

Una de las industrias del Internet de las Cosas que más crece es aquella dedicada a los sensores y los dispositivos para el monitoreo y la seguridad. Gracias a esto, montar un sistema de vigilancia con cámaras inalámbricas se volvió más simple, pero aún significa asumir las responsabilidades de un administrador de red.

Ya sea por razones de seguridad o para ver lo que hace el perro cuando está solo, hay que tener cuidado al instalar una red de video. Si bien lo principal es que funcione correctamente, también es necesario asegurarse de que ningún tercero tenga acceso a las transmisiones.

Lo primero que hay que tener en cuenta es el área a cubrir ya que dependiendo de su lente, las cámaras pueden tomar un determinado ángulo. En caso de querer ubicarla en una habitación, una visión de 93° alcanza para ver todo desde una esquina, pero para vigilar el jardín puede que sea necesario buscar una con mayor amplitud o instalar más equipos. También las hay diseñadas para un uso en particular, como aquellas para la puerta de entrada que incorporan un servicio de videollamadas al timbre y permiten responder desde el celular.

En cuanto a las cámaras para exteriores, hay que prestar especial atención a la conexión. Si bien puede resultar cómodo no tener que lidiar con el cableado, las cámaras Wi-Fi pueden tener problemas de señal dependiendo de la configuración de la casa y la ubicación del router. Los modelos ideales para solucionarlo son aquellos con Power over Ethernet (PoE), es decir, que se alimentan a través del cable de red, simplificando así su instalación.

Por último, es importante considerar dónde serán guardadas las grabaciones, que serán esenciales en caso de registrar un delito. Algunas marcas ofrecen servicios de almacenamiento en la nube para los usuarios de sus cámaras. Cuestan entre $50 y $100 mensuales y permiten almacenar entre dos días y una semana de video. Otras vienen con memoria para conservarlos de forma local, como puede ser un lector de tarjetas SD. El problema con estas últimas es que un ladrón podría llevarse las grabaciones al retirar la memoria o llevarse la cámara completa.

Sea cual sea la opción elegida, un sistema de vigilancia debe recibir mantenimiento periódico, incluyendo actualizaciones de software, de hardware, cambio de contraseñas y verificación del uso del espacio destinado a las grabaciones. Aquellas que vienen acompañadas de una aplicación móvil dedicada a su gestión suelen ser más fáciles de configurar y revisar, pero son cada vez más las marcas que intentan subirse al modelo de suscripciones y encargarse del almacenamiento uno mismo puede reducir los costos a largo plazo.

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